En el 26 aniversario de “la paradoja francesa” se dan a conocer nuevos descubrimientos sobre los beneficios que genera al organismo el consumo moderado de vino tinto. Las ventajas de incorporar esta bebida en la dieta.

Fuente: Infobae.
Por Fabricio Portelli

La polémica en torno al vino y su consumo no es nueva. Para los puristas es una bebida alcohólica, y, por consiguiente, sus efectos son nocivos para la salud. Sin embargo, es la única bebida que contiene alcohol incluida en el código alimentario. Y esto tiene que ver con sus propiedades naturales, pero también con su origen, ya que se trata de un producto agropecuario que viene acompañando al hombre en su evolución desde hace más de 5.000 años. El vino es una bebida noble y natural que siempre debe consumirse de manera responsable para disfrutarla más, y también para poder aprovechar sus propiedades benéficas.

La paradoja francesa tiene origen en un estudio sobre consumo de alimentos en 26 países, que llevó adelante la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la década del 80, en el que se reveló que Francia tenía las cifras más bajas de mortalidad per cápita, a pesar de su alto consumo de grasas, y el resultado se le atribuyó en gran parte a la incorporación del vino en la dieta. Aunque cabe destacar que el ácido oleico presente en el aceite de oliva también es uno de los grandes protagonistas de la dieta mediterránea que dio origen a la famosa paradoja.

Pero muchos años antes, el irlandés Samuel Black, un observador y amante de la buena gastronomía, publicó un artículo científico a principios del siglo XIX, en el que advertía cierta incidencia del consumo de vino de los franceses con sus índices más bajos de ataques al corazón, respecto de los británicos y otros países europeos, a pesar de consumir tantos quesos y foie gras. Pero fue un programa periodístico de TV en los Estados Unidos, de la cadena CBS, que confirmó los efectos benéficos del vino tinto de la famosa paradoja francesa, y a partir de entonces, el consumo global de vino creció exponencialmente, sobre todo en los Estados Unidos.

Con el apoyo de la Corporación Vitivinícola Argentina, la Embajada Argentina en Londres, la Academia Argentina de la Vid y el Vino, y Bodegas Argentinas, se llevó a cabo el Coloquio «Vino y Salud», en conmemoración del 26 aniversario de la publicación de la paradoja francesa: el vino como aliado de la salud. Este coloquio fue realizado en la Universidad del Rey de Londres, y reveló los últimos descubrimientos en materia de vino y salud. La Argentina se sumó al evento a través de la participación del médico Rául Pastor (MN 65104), jefe de la Unidad Polifenoles, Vino y Salud de la IV Cátedra de Medicina Interna del Hospital de Clínicas, dependiente de la Universidad de Buenos Aires. También experto en vino y salud del Instituto Nacional de Vitivinicultura, y en Seguridad Alimentaria y Consumo, Nutrición y Salud de la Organización Internacional de la Viña y el Vino.

Uno de los desafíos que tienen la ciencia y la medicina, en pos de mejorar la calidad de vida del ser humano, es reducir el impacto del envejecimiento y sus enfermedades. Basado en las investigaciones que viene desarrollando al respecto desde hace varios años, Pastor pudo demostrar los beneficios del consumo moderado de vino. Gracias al desarrollo y los resultados de diversos estudios científicos, hoy se sabe que el consumo de vino no sólo es beneficioso para la salud, sino que además repara los daños del metabolismo producidos por el estrés oxidativo.

Incluso si se compara la cantidad de polifenoles que contienen algunas frutas, verduras y bebidas comunes, el vino es la principal fuente de polifenoles de la dieta y en este sentido vale destacar al vino argentino que se diferencia por las bondades que posee gracias a los métodos de elaboración y las características que presenta el clima del país, entre otras cosas.