Para definir qué es el estrés oxidativo tenemos previamente que explicar qué son y cómo actúan los radicales libres. Estos compuestos químicos son átomos o moléculas que se producen en las células por el sólo hecho de respirar el oxígeno que llega por la circulación sanguínea. Se generan mayormente en las mitocondrias, que cumplen la función de ser las baterías productoras de la energía para todos los procesos vitales del metabolismo. Los radicales libres se caracterizan porque en su estructura química les falta 1 o 2 electrones. Esta condición los convierte en potentes ácidos que, para compensar esta carencia, inmediatamente le roban en forma desesperada los electrones faltantes a las vecinas proteínas, lípidos, hidratos de carbono o al propio ADN. Por esto, apenas se forman los radicales libres deben existir en las células las defensas antioxidantes suficientes para neutralizar el daño que potencialmente pueden producir. Si las defensas antioxidantes no alcanzan, se produce un desequilibrio que se llama estrés oxidativo. Este desbalance en la vida adulta es inevitable y se produce en nuestro cuerpo a partir de los 30 años (Fig. 1). Entonces, ahora sí podemos definir al estrés oxidativo como el desbalance numérico que se produce en el organismo cuando los compuestos oxidantes superan a los antioxidantes.

Estas agresiones oxidativas, que se dan en cuotas, se producen en las células a niveles moleculares y, al principio, sus efectos sobre el organismo no pueden ser detectados. Como ejemplo, por los radicales libres que se producen, el ADN de cada célula normalmente recibe por día entre 1.000 y 1.000.000 de estas “micro-agresiones oxidativas”. Este exceso de la oxidación del ADN está muy por encima de la capacidad de las defensas antioxidantes a partir de los 30 años.

A mayor estrés oxidativo, esas micro injurias se multiplican y generan mayor riesgo potencial de producir enfermedades crónicas, tales como alteraciones en las funciones vitales de los tejidos. Incluso pueden favorecer la formación de tumores o inhibir los mecanismos naturales de defensa del cuerpo contra ellos.

Hoy se piensa que el estrés oxidativo no sólo produce deterioro y envejecimiento, sino que también es responsable de todas las enfermedades crónicas, como las cardiovasculares, obesidad, diabetes, cáncer y neurodegenerativas.

Las más recientes investigaciones científicas confirman que una dieta y un estilo de vida inadecuados producen un importante estrés oxidativo. El organismo joven hasta los 30 años produce sustancias antioxidantes que ayudan a contrarrestarlo, pero a partir de esta edad la protección natural deja de ser efectiva.

¿Qué se puede hacer para disminuir el estrés oxidativo? En general los médicos recomendamos las medidas conocidas de reducción de los factores de riesgo, basadas en una alimentación saludable y sin exceso de grasas, actividad física moderada, no fumar y mantener un peso corporal normal. Pero como si estuviéramos marcados por un reloj biológico, a pesar de las medidas saludables, el estrés oxidativo a partir de los 30 años empieza a aumentar en forma sostenida y estas acciones de prevención no alcanzan. La recomendación es sumar a la dieta diaria FRAMINTROL Resveratrol de máxima pureza, el antioxidante “inteligente” con mayores beneficios demostrados desde hace más de 20 años. El interesante efecto de FRAMINTROL es que induce a través del ADN y mediante la activación de las SIRT1, la producción en las células, de las defensas antioxidantes naturales que neutralizarán a los radicales libres en exceso, por lo que lograrán los mejores efectos energizantes, antienvejecimiento y preventivos en la salud.